Obra de arte generativo. Inspirada en la historia mencionada en el Génesis, la cual narra como los hombres construyeron una torre en su afán de llegar a Dios y éste los castigo creando los idiomas y provocando un caos en la comunicación. Una reflexión sobre lo desordenado de comunicarse, aún hablando el mismo idioma, en un mundo hiperconectado y lleno de nuevos lenguajes. El caos tiene que ver con eso: falta y exceso comunicación. El artista buscó como se escribía «caos» en todos los idiomas posibles y procesó esos datos para que cada letra esté separada de la siguiente. De esta manera, el orden está roto. Pero el caos tiene su propio orden, así que utilizó datos de color extraídos del algoritmo del ruido Perlin (la función Perlin Noise) para usar los valores R G B de cada píxel como la coordenada X Y Z de cada letra. Así, cada coordenada de posición de cada letra era almacenado en un dato de color de cada pixel. Esta forma de procesar los datos permitió crear un sistema generativo en el cual el artista no tenía absoluto control del lugar de las letras y su rotación, menos de su orden. Es un intento de gobernar el ingobernable caos. Un intento de jugar a ser Dios.Fue registrada en la Blockchain para obtener una muestra de autenticidad, una problemática inherente a lo digital. Esta obra posee un ID y es parte de la colección de Nifty Gateway, una galería de CryptoArte.