ESCULTURA
BRASIL
2017

Cláudia Silva Ferreira murió en marzo de 2014 tras ser baleada y arrastrada por un vehículo de la Policía de Río de Janeiro. En 2014, Brasil alcanzaba la mayor tasa de homicidios de mujeres negras por intervención legal* de los últimos ocho años. Si ha nacido negra, como Cláudia, una mujer brasileña corre un riesgo dos veces mayor de ser asesinada en una intervención de las fuerzas del orden que si es blanca, como muestra la tasa de homicidios de ese tipo de 2006 a 2015, período en que se basan los gráficos de la obra. Mientras el racismo no se vea como agravante en los crímenes contra mujeres en Brasil, Cláudias, Vivians y Kelys seguirán siendo víctimas anunciadas.

Los nombres sonorizados en la pieza son de mujeres asesinadas que tuvieron sus casos juzgados en 2015, según la Secretaría de Políticas para Mujeres y el Ministerio de Justicia. Los seis policías involucrados en el caso de Claudia Silva Ferreira (representada en la imagen) están sueltos y no fueron ni siquiera juzgados, tres años después de su muerte.

*Forma en la que se denominan en Brasil a los casos de defunción provocados por agentes del Estado